Editorial: El apasionante viaje de la Web2 a la Web3

Heráclito, nacido hacia el 535 a.C. afirmaba que era imposible bañarse dos veces en las aguas del mismo río, pues la vida era un constante fluir y el ser se hallaba en constante cambio. Pues bien, lo mismo sucede en el mundo de la tecnología. Si nos estábamos acostumbrando a la Internet interactiva, la Web2, nacida en 2005, ahora nos toca transitar hacia la Web3, la nueva Internet. Lo explicamos. 

Era principio de los años 90 del siglo pasado y una nueva tecnología se daba a conocer, Internet. Algunos pronosticaron que no tendría futuro, como otros en el pasado cuando apareció el teléfono o la cámara digital. Se equivocaron. De la Internet estática (Web1) pasamos en 2005 a la interactiva (Web2), donde los usuarios podían publicar contenidos. Nacieron entre otras aplicaciones las redes sociales.

Ahora, aunque en realidad desde hace ya más de 10 años, estamos asistiendo a una revolución silenciosa, pero muy mediática, por culpa de las criptomonedas, que se están llevando todos los titulares. Nos referimos a la emergencia de la Web3, el futuro de Internet, que utiliza la tecnología blockchain, para poner a disposición de los usuarios una infraestructuras de gestión de la información descentralizada.

Para los no técnicos, no resulta intuitivo adivinar lo revolucionario que significa pasar de gestionar la información de manera centralizada a descentralizada. Tan innovador es, que a principios de este siglo se pensaba que era imposible tener una base de datos robusta y segura, sin una entidad central que la custodiase. La tecnología blockchain, ahora ya lo permite. Un cambio de paradigma. 

La Web3 permite gestionar la información de manera descentralizada, gracias a la tecnología blockchain, lo que habilita a cada usuario a proteger su identidad, apropiarse de su actividad en Internet y poder intercambiar valor. Todo ello sin que haya ninguna entidad que se apropie de nuestros datos y pueda monetizarlos sin nuestro consentimiento o beneficio. 

Para mi, lo que va a marcar una gran disrupción, es la capacidad de los usuarios de intercambiar valor sin necesidad de que un tercero valide esa transacción. Pudiendo ser ese tercero una entidad pública o privada. Digamos que los usuarios se pueden entender directamente entre ellos y crear un entorno comercial y económico sin necesidad de que nadie lo gobierne, al menos a nivel operativo.

Web3, blockchain, esta revolución silenciosa, va acompañada de otras tecnologías como la Inteligencia Artificial, la Internet de las cosas y las redes de telecomunicaciones 5G, que combinadas nos van llevar a una nueva era donde va a cambiar todo. El mundo dentro de no tantos años va a ser muy diferente y en este punto solo espero una cosa, que este cambio sea para construir un mundo mejor. 

David Cierco Jiménez de Parga, Director Ejecutivo de Fundación Alianza Digital 2030.